ORIGEN DEL SANTO PATRONO
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| San Sebastián Viejo. |
La
devoción al mártir San Sebastián; en el pueblo que lleva su nombre, se remonta
a muchos años atrás, se puede decir que desde la mitad del siglo XIX.
La
primera imagen que se tenga noticia, venerada en el pueblo antes de los lejanos
años de 1830, se le atribuye a un cuadro con la imagen de San Sebastián, el
cual era propiedad de una de las primeras personas que llegó a este hermoso
valle y que dejó perenne su apellido hasta hoy, en el sitio donde se
estableció, c el cual fue conocido antiguamente como Vecindario “El Río”.
Me refiero a Don José de los Santos Lista
(1792-1876), quien residía para aquella época en La villa de Santa Ana del
Norte, junto a su familia, el cual tenía un hermano de nombre Basilio Lista,
quien fue Párroco en Pampatar, desde
1844 a 1868 y eran de origen español, de la provincia de Guipúzcoa.
(Reafirmando la investigación, se deduce que fueron estos españoles, los
venidos de la ciudad de Nueva Cádiz, en la Isla de Cubagua cuando el maremoto,
quienes al llegar a la Isla de Margarita, escogieron sitio para vivir, entre
ellos Santa Ana del Norte, ubicado en el valle Tacarigua).
Este, quizás recorría las vastas llanuras del
hermoso valle que se extiende desde la “Palma Real”, en donde nace su riachuelo
“Copeycillo”; hasta escoger el territorio donde tuvo su hacienda o posesiones
con sus esclavos y construyó su casona en el sitio conocido antiguamente como
Vecindario “El Río”, y en la actualidad Sector “Los Lista”, donde empezó a
surgir el pueblo, por ser el sitio más antiguo poblado, que luego se iría
expandiendo y más tarde, se llamaría San Sebastián, en honor a su santo guía o
protector espiritual.
Era fiel devoto de San Sebastián, que se
trajo consigo, un cuadro con la imagen, por la fe y la devoción que le
profesaba al mártir Santo.
En las investigaciones realizadas. Esta
imagen estaba en un pequeño aposento situado en su Casona, en donde lo veneraba
y adornaba con flores de lirio y de bijao, traídas del “Copeycillo” y alumbrado
con aceite de coco.
Según me contaron hace mucho tiempo los más
viejos del pueblo y que a ellos se lo contaban sus abuelos (tradición oral) hoy
fallecidos, que cada 20 de enero, era llevado en procesión, hasta la antigua
iglesia colonial en La villa de Santa Ana del Norte, donde le hacían misa y le
rezaban, para luego traerlo de vuelta bajo un nutrido fuego de cohetes y con
música ejecutada por los músicos de aquella época, al compás de cuatro, mandolina,
acordeón, maracas y otros instrumentos, hasta la casona de Don José de los
Santos Lista.
(Antiguamente se dependía de Santa Ana, los matrimonios, los entierros,
los nacimientos, salud pública, escuela y demás diligencias legales, se hacían
allá).
Muchas personas de las escasas que habitaban
el vecindario, iban hasta la casona de Don José de los Santos, a rezarle a la
imagen del cuadro y agradecerle por los favores concedidos y pedidos con mucha
devoción.
Al pasar el tiempo, los milagros y favores
pedidos se hacían realidad en cada rogativa, ya fuese por salvar una cosecha de
maíz, por una protección a sus animales alejándole la peste o algo personal.
Al pasar los años, Doña Antonia Manuela
Alfonzo de Lista, esposa de Don José de los Santos Lista, le da un tercer hijo,
llamado Carlos José Lista Alfonzo, el 4 de Noviembre del año 1836, (seis años
después de muerto Bolívar), quien sería el elegido para continuar con la
devoción y la fe, en el santo que sus padres tenían en veneración.
Fallecido Don José de Los Santos Lista, en el
año 1876, continuó su hijo, Carlos José Lista Alfonzo, realizándole las fiestas
a la imagen del santo, que heredo de sus padres, cada 20 de Enero.
Cada día eran más los devotos hacía la
sagrada imagen. Estos con el debido permiso de No Carlos Lista, venían a
ofrecerles sus oraciones y plegarias, al igual que las gracias por los favores
concedidos.
Según la tradición oral y lo investigado, Ño.
Pedro Guzmán, residente en Tacarigua Afuera, también tenía una casa en Tacarigua
Adentro, la cual estaba ubicada entre las casas de Josefa Moya y Emilio
Quijada. Ño Pedro Guzmán, era uno de los encargados, que acompañaban a la
imagen al igual que otros, hasta Santa Ana del Norte, para la hacerle la misa
cada 20 de enero.
Cierto día, (como era costumbres de algunas
persona), vino Ño Pedro, a la casona de Ño Carlos José Lista, el cual eran
amigos, a solicitarle prestada el cuadro con la imagen del santo, con el fin de
ofrecerle un novenario en su casa, por haberle escuchado sus rogativas de
salvarle una cosecha de maíz.
Ño Carlos José Lista, hombre bondadoso y por
la amistad que los unía y, sabiendo de
que Pedro Guzmán, era uno de los encargados en acompañar a la imagen a la
iglesia de Santa Ana del Norte en su día, se lo prestó, pero, con la condición
de que al finalizar el novenario lo trajera.
Para ese tiempo, en Tacarigua Afuera, la
única devoción que se tenía, era a la
imagen en un cuadro, del Dulce Corazón de María, conocida también con el nombre
de virgen de “Papaché”, a la cual se le ofrecían velorios de cruz y pertenecía
a los descendientes de Ño José Núñez “Papache”, quien la heredó y el cual vivía
con Florencia Vásquez, conocida como “Ña Lencha”, quienes tenían su posesión
agrícola en “el camino antiguo de la bajada al vecindario “El Portachuelo”, y
conocido hoy como “Tacariguita”, núcleo poblado muy antiguo de Tacarigua.
Para el año de 1915, fue sustituido el antiguo
cuadro del dulce Corazón de María, por una imagen de bulto o estatuilla, la
cual ocupó un hermoso nicho, que fue elaborado por Ladislao Romero, quien era
del pueblo de Tacarigua Adentro, a petición de José Núñez, el cual colocó en un
pequeño altar en la casa de la familia.
Con el transcurrir de los años, se hizo
costumbre que Ño Pedro María Guzmán, cada cierto tiempo, venía a pedirle
prestado el cuadro con la imagen del santo San Sebastián, a Ño Carlos Lista y
lo llevaba a su otra casa que tenía en Tacarigua Afuera, en donde ya había
captado muchos devotos, quienes acompañaban a la familia Guzmán, en los
novenarios y, hasta comenzaron a edificar una iglesia, sin saberse a que santo
allí colocarían.
Esto fue motivo de rencillas y apatías, entre
los pobladores de ambos caseríos, llegándose hasta el insulto verbal que
terminaban en “agarras” o peleas, por la devoción y legitimidad del cuadro con
la imagen del santo, ya que los devotos que habitaban en el sitio conocido
antiguamente como vecindario “El Río”, cuando iban a decirle plegarias, rezos,
pedir protección y agradecer por los favores recibidos, no se encontraban con
la imagen del cuadro, por estar éste prestado a Ño Pedro M Guzmán.
En vista de lo que venía sucediendo y con el
temor de que Ño Carlos Lista, se enemistara con él y así perder a un amigo, Ño
Pedro Guzmán, en una noche oscura, decidió llevarse el cuadro con la imagen de
su casa, envuelto en una manta y entregarlo a su legítimo dueño.
Esto dio origen a que las peleas y malas
palabras, fueran en aumento entre los pobladores de ambas comunidades, lo cual
se mantuvo por muchos años.
Luego Ño Carlos Lista Alfonzo, en compañía de
mucha gente del Vecindario “El Río”, (como
se conoció al pueblo de San Sebastián antiguamente), fijó y determinó el
lindero entre ambos pueblos, partiendo de una línea divisora, que como
escogencia fue el cause o riachuelo llamado desde muchos años atrás la “Noria”
y que nace en lo alto del cerro “Muere Sol”, o cerro de “Las Palomas”; en el
Sector “El Rincón”, de San Sebastián.
Para el año de 1886, el doctor Manuel Felipe
Rodríguez, Obispo de Guayana (para ese tiempo se dependía eclesiásticamente de
Guayana), se encontraba en la isla de Margarita y aprovecha la ocasión para una
visita pastoral a la villa de Santa Ana del Norte y demás pueblos
circunvecinos, entre ellos Tacarigua Afuera y el vecindario “El Río”.
Ño Carlos José Lista Alfonzo, recibe la
noticia de la visita de tan distinguida
personalidad eclesiástica al pueblo, que lo hace invitar a su Casona del
empedrado.
Ese día, fue recibido el Obispo por Ño
Carlos Lista en su solariega Casona, invitándolo a almorzar y obsequiarle agua
de coco tierno. Este aprovecha la
ocasión y le comenta del entusiasmo de los pobladores para la construcción de
una capilla o pequeña iglesia, que serviría de adoratorio a la imagen de San
Sebastián; con el propósito de acabar con los malos entendidos y la división,
que se habían originado entre ambas comunidades de Tacarigua Afuera y el
Vecindario “El Río” o San Sebastián.
Corría el año de 1889 y Ño Carlos, hace
reunir en su Casona a varios personas importantes del pueblo, entre ellos: Ño
Juan Narciso Gil, hijo de Don Roque Gil, Doroteo Romero, Camilo Romero,
Valentín Guerra, Gabriel Cabrera, Felipe Morao, Pedro Lista y otros, para
informarles la necesidad de que convocaran al pueblo para hacer una colecta y
trabajar todos, en la construcción de la primera capilla o pequeña iglesia, en
terrenos de su propiedad.
Esta empezó a construirse dos años después,
de paredes de bahareque o barro las cuales iban “encajonadas” con lajas de
piedras y fijadas con “calicanto”, techo de “varas”, “latas”, tejas y piso de
ladrillos. Además tenía dos ventanas por cada lado y una calzada de piedras
alrededor de la misma.
Los meses pasaban y Ño Carlos José Lista,
conjuntamente con los habitantes del caserío, seguían adelante en su lucha
religiosa, pacifica e independiente, para que todos tuvieran santo e iglesia.
A mitad del año 1891, del siglo 19, Ño.
Carlos se entera de que en la Asunción, vive un fino artesano, quien trabaja bien la madera y realiza
tallas de imágenes religiosas.
Reúne algunos amigos de su confianza y envía
una comisión hasta allá, llevando consigo el antiguo cuadro con la imagen de
San Sebastián, un poco deteriorada y heredada de su padre, para que el fino
tallador lo plasmara en la madera.
El artesano de nombre José del Carmen Campos,
al recibir tal encargo, accedió gustosamente, empleando tres clases de madera. Para la imagen o el cuerpo,
empleo un tronco seco, de la madera conocida como “Toco”. Para el tronco en
donde está atada la imagen, utilizó un tronco seco de ciruelo y la base donde
fue fijado, uso madera de cedro.
A los ocho meses, recibe Ño Carlos José
Lista, la imagen religiosa finamente tallada, destacándose el realce en la obra
de arte, junto al antiguo cuadro y coloca ambos, en el pequeño cuarto de
adoración de su casa, en espera de una oportunidad para bendecirlas.
De igual manera, encarga la delicada tarea de
mandar a construir un nicho de madera, con el ebanista, Don Juan Antonio
Albornoz, oriundo de la Asunción, para colocar la imagen tallada de San
Sebastián y le sirviera de recinto.
Para ese tiempo el presbítero Antonio María
Valery, quien había nacido en Juangriego y ejerció al frente de la parroquia de
Santa Ana del Norte, por espacio de cuarenta años, era amigo de Ño Carlos José
Lista Alfonzo, el cual lo visitaba muy a menudo.
En una de esas visitas, éste le informó a Ño
Carlos, que Monseñor Antonio María Duran, Obispo de Ciudad Bolívar, haría una
visita Pastoral a la isla de Margarita, y estaría en Santa Ana del Norte y que
le era muy posible visitar las comunidades de Tacarigua Afuera y Tacarigua
Adentro, que representaban ambos caseríos.
Ño Carlos José Lista Alfonzo, encomendó al
Padre Valery, hacer todo lo necesario y aprovechar la visita del Obispo, para
que este bendijera a la imagen de San Sebastián, tallado en madera y a la
capilla o pequeña iglesia, construida en 1892.
Se hicieron los preparativos para tal
recibimiento y llegado el día, fue bendecida la primera iglesia y la imagen, en
el mes de Enero del año de 1894. Fue un
día de fiesta donde participó todo el pueblo, un día de gran solemnidad
religiosa, de fe, alegría, devoción y entusiasmo, por parte de propios y
extraños, quienes le rindieron tributo a su benefactor espiritual.
En esa misma visita que realizó el Obispo
Duran, cuando visito Tacarigua Afuera, fue enterado de los acontecimientos
ocurridos entre ambos pueblos por la legitimidad del santo.
El señor Obispo, para acabar con la discordia
y malos entendidos, que amenazaba con generar males peores, propuso donar una
imagen de procedencia española del Sagrado Corazón de Jesús, para Tacarigua
Afuera, el cual tenía en su adoratorio particular en su oficina de Curia de
Ciudad Bolívar, asiento de la Diócesis y dejar al San Sebastián definitivamente
en donde había estado siempre, en el vecindario “El Río” o Tacarigua
Adentro.
Fueron transcurriendo los años y fue
creciendo la devoción y la fe, hacía la
imagen de San Sebastián tallado en madera, quien poco a poco fue ganando indulgencias
de sus devotos, y llenándose de milagros de oro, hechos en la población de San
Juan Bautista.
La encargada de realizar la delicada tarea
de colocar los milagros al santo, era la señora María de la cruz Guilarte, madre de Ana Petra Romero Guilarte,
quien lo hizo por muchos años.
Según cuentan y que todavía se oye decir a
los más viejos del pueblo; de los “castigos” de éste santo, para quienes
llegaron a mofarse y se mofen de él. Pagando ya fuese con sus vidas o bienes
materiales, por tal irrespeto hacía la
sagrada imagen del mártir.
Para el año de 1938, fue restaurada por vez
primera, la imagen del santo “viejo”, por Oscar Salazar, nativo de la Asunción.
Luego de haber transcurridos muchos años,
esta imagen fue restaurada por segunda vez, en el año de 1996 por mi persona,
con la ayuda y colaboración de los hermanos Francisco y Alejandro Lista Lárez y
Gregory Boadas Díaz.
Posteriormente, en el año de 2012, fue
nuevamente restaurada, en ocasión del centenario de la nueva imagen de San Sebastián,
por el restaurador Alexis Machado Pereira.
Esta reliquia religiosa de finales del siglo
XIX, tiene un alto valor religioso, histórico y cultural, la cual forma parte
del patrimonio del pueblo.
Habían transcurridos muchos años y Ño Carlos
José Lista Alfonzo, en uno de sus viajes a las celebraciones religiosas de
Semana Santa en la Asunción, donde conocía a muchas personas, en esa
oportunidad le hace el comentario a unos amigos comerciantes y viajeros, sobre
la posibilidad de adquirir una nueva imagen de San Sebastián a España, para la
iglesia de su pueblo. Estos les respondieron que no había ningún problema, que
lo visitarían antes de viajar, muy posiblemente antes de finales de año.
Una tarde del mes de Noviembre de 1910, el
aroma a café recién colado se esparcía en el ambiente de la solariega Casona de
Ño Carlos Lista Alfonzo, cuando le informan que unos señores lo solicitaban en
la entrada de la casa.
Éste los invita a pasar y al verlos, los
reconoce. Son los amigos comerciantes de la Asunción, con quienes habló en la
Semana Santa.
Estos, le informan acerca de su viaje a
España y la diligencia a efectuar en cuanto a la compra de la imagen de San
Sebastián, por él solicitada y una campana. Luego de los trámites para tal
encomienda, se despidieron.
Ño Carlos José Lista, hace reunir al pueblo
y, les explica de su iniciativa de mandar a comprar una nueva imagen de San
Sebastián a España.
La voz corrió por todo el pueblo y la alegría
se reflejaba en sus habitantes por tan hermosa noticia.
Pasados varios meses de larga espera, Ño
Carlos Lista, recibe una buena noticia, traída por un emisario o correo a
caballo, desde La Aduana de Pampatar, de que a ese puerto, habían llegado en
barco, dos cajas de madera, destinadas para él, y que ambas procedían de
España. Además de un recibo por el importe de ambas, el pago de aduana y una
carta.
La imagen nueva de San Sebastián tuvo un
valor de treinta (30), pesos y la campana diez (10) pesos, más diez (10) pesos,
de impuestos de aduana, para un total de cincuenta (50) pesos.
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| San Sebastián nuevo. |
La noticia alegro mucho a Ño Carlos Lista,
quien la hizo saber entre los habitantes del caserío. Luego convocó a una
reunión en su Casona, en donde se designó una comisión al mando de él mismo,
para trasladarse al día siguiente, hasta el Puerto de Pampatar y traer a tan
esperada imagen y la campana.
Al día siguiente muy temprano, la comisión
salió rumbo a Pampatar, mientras la alegría y el júbilo, se apoderó de todos
los pobladores, quienes esperaron impacientes y ansiosos, la llegada del nuevo
santo.
Caía el sol una tarde del mes de Julio de
1911, cuando la comisión entro alegre al caserío con ambas cajas de maderas al
hombro.
Las “guaruras”, o caracoles marinos, dejaron
escapar sus sonidos, anunciando la llegada, lo cual hizo que el pueblo se
volcara a la calle y presenciar el paso de ambas cajas de maderas, ocasionando
respeto, fe, asombro y admiración entre los presentes, haciendo que los hombres
se quitaran el sombrero y junto a mujeres y niños, hacerse la señal de la cruz
y hacer caer de rodillas a más de una persona. Fuertes aplausos, el sonido de
los cuatros y mandolines, nutrido repique de campanas, acompañado de los
incesantes cohetes y morteros, dieron la bienvenida al santo nuevo, el cual fue
llevado hasta la casona de Ño Carlos Lista Alfonzo.
La nueva imagen de San Sebastián, permaneció
por un tiempo guardada en la casona de Ño Carlos José Lista Alfonzo, hasta que
finalizaran unos trabajos y arreglos que se le hacían a la iglesia, los cuales
duraron varios meses, hasta finales de ese año.
Pasado ese tiempo, llega el año de 1912, y el
15 de enero se traslada la imagen a la iglesia. Una gran multitud de personas,
se fue aglomerando frente a la casona de Ño Carlos, para acompañar al santo y
la campana hasta la iglesia. Éste fue llevado en hombros por honorables
personas como, José Martín y Jerónimo Alfonzo, Juan de La Rosa Lista, Juan
Antonio Lista, algunos hijos de Ño Carlos y otros, mientras las mujeres rezaban
y cantaban alabanzas, se dejaban oír los cuatros y mandolinas acompañados por
décimas, polos y malagueñas, mientras a lo lejos el sonido de campanas y el
incesante tiroteo de cohetes y morteros, retumbaban en las serranías del valle.
Llegado a la iglesia, la imagen era esperada
por una gran multitud de gente y por el padre de la Parroquia de Santa Ana del
Norte, Presbítero Jorge Quiteiro Real Reyes, quien en una misa solemne
realizada, bendijo a la imagen “nueva” de San Sebastián mártir y agradeció a Ño
Carlos, la bondad de su fe, por adquirir este nuevo santo para el pueblo,
siendo retribuido por un nutrido aplauso de toda la feligresía que allí se
encontraba.
Cinco días después, el 20 de enero de 1912,
se realizaron las primeras fiestas jamás vista en tantos años, a la nueva
imagen.
La imagen nueva del santo, recorrió las
calles en hombros del pueblo con gran solemnidad, haciendo una parada la
procesión, frente a la casona de Ño Carlos Lista, como tributo a su santo de
devoción y a quien la compró.
Los paseos de música recorrieron las calles,
las peleas de gallo se hicieron populares, el palo ensebao y hasta hubo
carreras de ramos y de burros, se le cantó galerón, mientras las orquestas de
“cuerda” y “viento”, pasaban el día y seguían la noche, mientras las mareras de
La Asunción, vendían el pan de leche, roscas cubiertas, suspiros, coscorrones,
ponqués y demás confitería, al igual que los jugos de caña dulce y piña.
Jesús Romero Guilarte, católico, poeta,
cultor, galardonado en aquella época, escritor y fundador del primer periódico
(La Espiga), que salió a luz pública en el pueblo, comerciante, carpintero y
agricultor, es el autor de la letra del Himno a San Sebastián, en el cual se
inspiró para darle tributo a nuestro benefactor espiritual y fue dado a conocer
a finales de la década de los años cuarenta, en plena fiesta del santo, con
autoría de la composición musical del Maestro Don Lino Gutiérrez, músico
Porlamarense, para beneplácito del pueblo.
La imagen de San Sebastián, ha dejado la
iglesia del pueblo para salir en peregrinación varias veces.
La primera vez, fue a Santa Ana del Norte, la
cual fue llevada en hombros por la feligresía, con motivo de la peregrinación
realizada a la virgen del valle, en el año de 1957.
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| Iglesia de San Sebastián. Isla de Margarita. |
La segunda vez, fue cuando se realizó la
primera visita papal a Venezuela, en el año de 1984. En esta ocasión, todos los
santos y santas patronos de los diferentes pueblos del Municipio Gómez, se
congregaron en el Estadio de Santa Ana, donde una multitud de gente reboso las
gradas y parte del terreno.
La tercera vez, en 1990 en ocasión del
reencuentro de Tacarigueros, sin ser fiesta, el cual fue llevado hasta el
puente que une a los dos pueblos, para recibir la delegación de paisanos.
Luego en el año de 1995, cuando fue a saludar
al Corazón de Jesús, con motivo de celebrarse el primer centenario de su
veneración.
Hoy en día, aún permanece en nuestra iglesia
y podemos decir, que gracias a Don José de los Santos Lista y su hijo Carlos
José Lista Alfonzo, tenemos fe en nuestro santo, guía espiritual y patrono del
pueblo que lleva su nombre.
Mario Gabriel Alfonzo Lista
Escritor
